lunes, julio 07, 2008

Un día en la playa

Bueno, pues aqui va la segunda....

Un día en la playa

Estaba tranquilamente
un sábado yo en la playa
tendido completamente
encima de mi toalla.

Levanté la vista un momento
para ver que daba el día
cuando vi pasar un monumento,
¡Qué buena estaba la tía!

Me levanté embalado,
me arreglé la melena,
y me fui para el lado
donde estaba esa nena.

¡Ole la grasia y el salero!
¿Qué hases aqui tan sola?
¿Te vienes pal merendero
a tomarte un Coca-cola?

La tía se puso tierna
y yo me puse contento
cuando me tocó la entrepierna
y me cogió el instrumento.

Nos fuimos para su casa,
que era un chalé cercano.
Por el camino, lo que pasa,
seguimos metiendo mano.

Nos fuimos para el lecho
y empezó el despelote.
Ella me enseñó los pechos
y yo le enseñé el cipote.

En el momento culminante,
cuando ya la tenía abierta,
oimos que por delante,
se abría una puerta.

¡Cielos, mi marido!,
dijo ella, asustada,
y alli estaba yo, salido,
y con la picha empalmada.

Salté de la cama de un brinco,
con la polla aún tiesa,
y por poco casi me jinco
la esquinilla de una mesa.

Salté por el balcón,
estando en pelota pura
y me tapé con un cartón
que encontré en la basura.

Moraleja
Ten cuidado amigo mío
a que tía te camelas
que luego viene el marío
y te quedas a dos velas
con la picha hecha un lío
y corriendo que te las pelas.

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